Amistad con Dios

¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer…? (Génesis 18:17). Los deleites de Su amistad. Génesis 18 nos expone el deleite de la verdadera amistad con Dios, en comparación con el simple «sentir» Su presencia ocasionalmente en oración.

Texto Biblico: Génesis 18:17

Los deleites de Su amistad. Génesis 18 nos expone el deleite de la verdadera amistad con Dios, en comparación con el simple «sentir» Su presencia ocasionalmente en oración. Esta amistad quiere decir estar tan íntimamente en contacto con Dios que nunca te hace falta pedir que te muestre Su voluntad. Es evidencia de un nivel de intimidad que confirma que estás acercándote a la etapa final de disciplina en la vida de la fe.

Si tienes una relación recta y abierta con Dios, disfrutas de una vida de libertad y gozo; hasta el punto en que tú mismo eres la voluntad de Dios. Y todas tus decisiones de sentido común son en realidad Su voluntad para ti, excepto si sientes una sensación de freno que emerge como un obstáculo en tu espíritu. Eres libre de tomar decisiones a la luz de una amistad perfecta y deleitosa con Dios, sabiendo que si tus decisiones son erradas Él te avisará con amor mediante esta sensación de freno. Cuando lo haga, has de detenerte inmediatamente.

Las dificultades de Su amistad. ¿Por qué dejó Abraham de orar? Porque estaba aún lejos del nivel de intimidad en su relación con Dios que le habría posibilitado seguir insistiendo en oración hasta que le concediese su deseo. Cuando cesamos en la oración lejos de alcanzar nuestro objetivo y decimos: «Bien, no lo sé, quizá no sea la voluntad de Dios», es porque aún no hemos alcanzado el nivel.

Ello demuestra que no estamos tan íntimamente familiarizados con Dios como lo estaba Jesús y como Jesús querría que lo estuviésemos —«…que sean uno, así como nosotros somos uno…» (Juan 17:22). Piensa en la última cosa por la que oraste —¿estabas entregado a tu deseo o a Dios? ¿Querías conseguir algún don de Dios para ti mismo o llegar a Dios?

«Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis» (Mateo 6:8). La razón única del pedir es que puedas conocer mejor a Dios. «Pon asimismo tu delicia en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón» (Salmo 37:4). Debemos persistir en la oración para conseguir un perfecto entendimiento de Él.